10 jun 2010
El gusto por el trabajo
No arriesgamos demasiado si afirmamos que el anhelo de un trabajo libre y autónomo nos ha salido un poco rana. El deseo de emancipación y de liberación de un trabajo segmentado y repetitivo ha acabado por convertirse en la principal fuente de inspiración del actual modelo de trabajo flexible y precario. El hecho de tener la posibilidad de trabajar en lo que se quiere, decidir el horario de trabajo, encontrar placer en la actividad que sirve de sustento económico, realizar tareas diferentes y entender el trabajo como una vía para la autorrealización; todas estas aspiraciones han sido reconvertidas y transformadas en el motor del actual modelo laboral postfordista. En este sentido, no dejan de asaltarnos muchas dudas respecto a si acaso no hemos estado escribiendo la hoja de ruta de las nuevas formas de trabajo del capitalismo tardío, ¿Cómo enfrentarnos a esa normalización de un modelo de trabajo que nació desde prácticas de éxodo? ¿Qué pasos podríamos dar para construir una esfera de verdadera autonomía laboral? ¿Se puede ser libre trabajando?
La huida de un trabajo “normal”, el desprecio de unas condiciones regidas por medidas disciplinarias, parecen haber forjado ese extravagante espíritu del trabajador creativo cuyo principal problema no es tanto estar bien o mal pagado como poder disfrutar del trabajo. Tal y como afirma Isabell Lorey, “las prácticas y discursos de los movimientos sociales de los últimos treinta o cuarenta años no sólo han sido resistentes y se han dirigido contra la normalización, sino que también, al mismo tiempo, han formado parte de las transformaciones que han desembocado en una forma de gubernamentalidad neoliberal” (Lorey, 2006). ¿Hemos asimilado el trabajo precario como una vía para la obtención de mayor libertad o autonomía? ¿Es la actual crisis un buen momento para visibilizar estas contradicciones?
Por otro lado, lejos de pensar en esta situación como producto de una elección propia, parece que nos sometemos a un discurso que nos “invita” al autoempleo y a la autoempresarialidad. La figura del emprendedor ha sido fijada como modelo de subjetivación, como mecanismo para la autoresponsabilización de aquellas y aquellos que no encontramos sustento a nuestra práctica laboral (situación que, obviamente, no es exclusiva del trabajo creativo). Vida y trabajo se funden, empresario y trabajador se aglutinan en una mismo agente que se ve obligado a comportarse como una “máquina competente” (Lazzarato, 2007), pero ¿Para quién trabajamos realmente? ¿Nos autoexplotamos o trabajamos intensamente en los que nos apasiona? ¿Acaso es malo disfrutar trabajando?
Y sin embargo, en las nuevas formas de trabajo parece que se ha desarticulado cualquier posibilidad de organizarse colectivamente, de emprender una nueva maniobra que actualice las prácticas sindicales conforme al nuevo estado de cosas. ¿Existen experiencias de innovación política que podamos tomar como referente? ¿Qué tipo de conflictos pueden situarnos en un frente reivindicativo común? Y también: ¿podemos tomar ya algunos modelos empresariales como embriones de formas autónomas de colectivización del trabajo? ¿Nos pueden servir algunos nombres como “empresas políticas” o “empresas del procomún”?
PROGRAMA
-Sede MediaLab Prado
·Seminario La Riqueza de las Redes
Dirigido por Yochai Benkler
Del 29 de junio al 1 de julio.
-Sede Traficantes de Sueños
·Conferencia. Captura y resistencia del trabajo creativo. Del emprendizaje a la autonomía
YProductions (Barcelona)
Serpica Naro (Milán)
Viernes, 2 de julio.19.30h
·Taller para los que disfrutan trabajando (¿o no tanto?). Del malestar a la autoorganización
11: 00 Autoevaluación de las condiciones de trabajo
17: 00 Formas de organización y colectivización del trabajo
19: 30 Nuevas formas de empresa
Sábado, 3 de julio.
Los talleres son cerrados, se ruega inscribirse en caso de estar interesado en:
disfrutamostrabajando@gmail.com
+Info: http://paraquienesdisfrutamostrabajando.net
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario