2 oct 2009

El sueño roto...



El sueño roto de una ciudad arrogante.

De una ciudad que ha privilegiado al automovil en detrimento del peatón y que ni siquiera se plantea a la bicicleta como un
modo de transporte.

De una ciudad que ha decidido cambiar las aceras de sus calles, pavimentar las principales arterias del centro y hacer grandes obras arquitectónicas sin apenas uso social, a la vez que cierra el grifo a planteamientos alternativos de vida, arquitectura y urbanismo.

Una ciudad debil, que ha amamantado una poderosa oligarquía que ha secuestrado el interés general y nos extorsiona con domingos de fútbol, verbenas y pelotazos.

Una ciudad mezquina que ha visto como el sector servicios se degrada a un límite insoportable, hasta convertirla en una ciudad-fraude.

Una ciudad egoísta que exige mucho a sus ciudadanos y les da muy poco de vuelta.

Una ciudad muy rica, que ha hecho de la cultura oficial e institucional su eje principal, dedicando migajas del presupuesto a la
educación y las artes promovidas por un tejido alternativo que apenas sobrevive.

Una ciudad creida como cosmopolita y que apenas uno rasca su piel, se encuentra con un cuerpo provinciano y uniformizador que da miedo.

Una ciudad políticamente sedada que no responde a los estímulos. El burro instalado en Atocha por Fernández Sanchez Castillo es el mejor ejemplo de ello.

Donde se quedó el derecho a vivir en una ciudad mejor?

Ahora viene el momento de mirarnos a nosotros mismos, de que desaparezca el espejismo en el que muchos han estado instalados durante años y analizar que ciudad queremos.

Tal vez sería bueno que otros muchos viajaran a otras ciudades como Amsterdam, Estocolmo, Montreal, Sacramento, Viena, Munich, Barcelona, etc y vieran como una ciudad amable, sostenible, ecológica, limpia, dinámica culturalmente y cohesionada socialmente es posible en el siglo XXI.

Es esto tan dificil de entender en el sur de Europa?

Escrito por un madrileño del barrio de salamanca de tres generaciones.

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